La Inesita
Siempre recuerdo el gesto de la abuela cuando hago mi propia cama ancha aunque ella decía que había que empezar de cero cada mañana, que había que sacar toda la ropa blanca, abrir las ventanas y dejar que se ventilara un rato y yo solo saco las almohadas y retiro hasta los pies la sábana de arriba y el cover. No saco la ajustable.Ahora las bajeras son ajustables.
También me acuerdo de que mi madre me corregía si era descuidada por el apuro y la impaciencia y me decía que los dobleces bajo el colchón en las esquinas tienen que ser prolijos, como cuando uno forra un libro. Así los hago ahora aunque esté con poco tiempo, primero la parte que va a los pies, después cada uno de los lados y el embozo al final.
Conocer la palabra “embozo" infla enormemente mi ego. No me acuerdo si la usaba mi abuela, española de Castilla la Vieja, o la aprendí después. Creo que me da la pertenencia a un selecto club de iniciados de los cuales no conozco a ninguno.
También me acuerdo de que mi madre me corregía si era descuidada por el apuro y la impaciencia y me decía que los dobleces bajo el colchón en las esquinas tienen que ser prolijos, como cuando uno forra un libro. Así los hago ahora aunque esté con poco tiempo, primero la parte que va a los pies, después cada uno de los lados y el embozo al final.
Conocer la palabra “embozo" infla enormemente mi ego. No me acuerdo si la usaba mi abuela, española de Castilla la Vieja, o la aprendí después. Creo que me da la pertenencia a un selecto club de iniciados de los cuales no conozco a ninguno.
Está también el tema de las almohadas. Mi ex suegra decía que las mejores son las largas, las que van de lado a lado de la cama ancha. Tironeando de cada punta, los matrimonios al fin se encuentran aunque hayan peleado. Ya no hay más de ésas. Yo tengo seis de las individuales. Dos van verticales contra la pared, en el lugar en el que antes se usaba un cabecero. Son una frontera entre el frío de los ladrillos y la tibieza y el abrigo. Después están las que cumplen la función de lo que los franceses llaman (o llamaban porque nunca vi uno cuando viajé, no sé si siguen existiendo) traversin: una especie de cilindro relleno para apoyar, levemente elevadas, aquéllas en las que se deja caer la cabeza para dormir. Ésa es la idea original que reproduzco de alguna manera. Al final, me acurruco sobre una de las otras dos y la que queda, paralela a lo largo de mi espalda, me abriga y protege como si alguien me abrazara.
No sé para qué opino a veces, pero le dije a una de mis primas, soltera, que no podía ser que tuviera una cama de una plaza. Una mujer adulta tiene que tener una cama ancha aunque duerma sola. Siempre se puede recibir a algún invitado y, si no, me parece que es de todos modos un gesto que diría algo así como "soy dueña de mi propia vida”.
Hace menos de un año, mi prima dejó su departamento céntrico y se fue a vivir a un barrio poco glamoroso, en el mismo edificio que su hermana menor, también prima mía, claro. Se llevó la cama de dos plazas que por fin se había comprado. Muchas noches ella y la hermana, se cambiaban una a la casa de la otra para dormir juntas o para pasar el insomnio juntas. Hace unos meses tuvieron que internar a la más joven por un dolor abdominal repentino e insoportable. Cáncer de páncreas. Murió en pocas semanas.
Me acuerdo de mis primas, de la abuela, de mi madre, de mi ex suegra y de la “Zamba soltera" por aquello de “pobrecita la Inesita/ tiende ancho y duerme solita”.
Mi mamá también tendía la cama así, revoleando todo y dejando ventilar. Yo hago como vos, dejo la ajustable aunque hay días en que me agarra la furia ventiladora y saco todo. Y ya que estamos confieso que no me cierra del todo lo de la sábana ajustable, queda siempre arrugada. Prefiero las viajas sábanas que había que desplegar en el aire, realmente parece que tuvieras algún tipo de súper poder, medio como revolear la masa de una pizza...
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